Captación de Niños y Adolescentes
Al inicio, la captación de los niños se realizaba mediante salidas de calle, en la Plaza San Martín y otros lugares de concentración de niños de la calle. Poco a poco, se ha abandonado esta práctica, a medida que CIMA iba creciendo.
A la fecha es la comunicación boca a boca la que funciona. Los niños y sus familias se enteran de CIMA por amigos, vecinos u organizaciones, parroquia, otros hogares, defensorías municipales del niño y del adolescente* que les orientan hacia el hogar.
Generalmente, son las madres, padres, u otros familiares quienes traen a los niños.
De manera excepcional algunos niños vienen por su propia iniciativa.
Fases de La Intervención
El proceso de rehabilitación del niño no abarca etapas formales con tiempo definido. Al contrario, el proceso se adapta a las necesidades de cada niño; dándose una atención personalizada.
- El Ingreso a la casa hogar es por propia voluntad del niño. Su incorporación en CIMA no puede hacerse sin su consentimiento. Al entrar, el niño o adolescente firma un acta de compromiso para aceptar su ingreso. Es el mismo que decide verbalmente y por escrito. La única excepción concierne los niños mandados por las autoridades del INABIF. En este caso excepcional el niño está sometido a la reglamentación que se aplica en los CARs y el régimen de su ingreso, egreso y salidas está condicionado a la autorización de la unidad administrativa y/o judicial competente (cf. Marco legal).La duración de la estadía en CIMA varía de 6 meses a 3 años. En algunos casos excepcionales el niño se puede quedar más si las circunstancias que han provocado su ingreso en CIMA no han cambiado.
La primera etapa del ingreso del niño en CIMA consiste en una entrevista de evaluación psicosocial a cargo de el psicólogo/a, el trabajador /a social y la enfermera, con el fin de hacer un primer diagnóstico de la situación del niño y averiguar si CIMA representa la institución más adecuada para recibir al niño, en función de la naturaleza de sus problemas. Por su lado, el niño debe mostrarse consciente de sus problemas y expresar su voluntad de cambio. También se pide la autorización escrita y firmada de la familia o de la persona de contacto que trajo al niño.Una ficha provisional de ingreso con las razones del ingreso, la descripción física del niño y las observaciones del psicólogo/a, del trabajador/a social y de la enfermera está entregada al coordinador quién coloca al niño en un pabellón según su edad y la naturaleza de sus problemas. Luego se hará un diagnostico más profundo de la situación del niño por parte del equipo de CIMA.
- La etapa de integración del niño en su pabellón está a cargo del tutor. Él acoge al niño, le explica el funcionamiento de CIMA y le presenta a sus compañeros de casa. Durante las dos primeras semanas, el niño va rotando en los diferentes talleres para después escoger los que le gustan más. Luego se le entrega sus horarios de talleres y nivelación. Generalmente el tiempo de adaptación del niño al funcionamiento de CIMA (normas de convivencia, disciplina, horarios…) toma algunos meses.
- El seguimiento del niño se hace de manera diaria por los tutores y los profesores mediante sistemas de evaluación de su comportamiento, con el fin de detectar posibles problemas. Generalmente problemas de conducta recurrentes son señales de un malestar más profundo del niño. Cada día los tutores llenan un cuaderno de ocurrencia sobre la conducta del niño (puntualidad, respeto a los demás, cumplimiento de las tareas). Asimismo cada día los profesores de nivelación y de talleres entregan al tutor una ficha con notas de 1 a 5 que evalúa el comportamiento del niño. La evaluación positiva del comportamiento del niño condiciona los estímulos que este recibe (que pueden ser horas de juego, tiempo para mirar la televisión,…
- Cada semana se procede a una evaluación del comportamiento de los niños y de los adolescentes, con el fin de incentivar a los que tienen una buena conducta. Los tutores tipifican a los niños de su pabellón en comportamientos positivos, negativos o neutrales. Los “ positivos” son los niños que se comportan bien y que además tienen una influencia proactiva y positiva sobre los demás, a diferencia de los “neutrales” que se comportan bien pero que no buscan a tener ningún influencia sobre el grupo. Los “negativos” son los que han demostrado faltas de atención constante a lo que dicen el tutor o los profesores o que han tenido conductas inadecuadas. Los “positivos” reciben aplausos y una invitación al restaurante como recompensa a cuatro evaluaciones positivas. Las evaluaciones negativas no ocasionan correctivos pero sirven para identificar a los niños que tienen problemas de comportamiento recurrentes. Si el niño acumula cuatro evaluaciones negativas en un corto periodo de tiempo, el equipo pedagógico (coordinador, tutores, profesores, psicólogos y trabajadores sociales) le convoca a una reunión en la que se le emplaza a mejorar su conducta en puntos precisos.
- Si un miembro del equipo identifica una situación problemática, conversa directamente con el niño para identificar las causales del problema y tratar de solucionarlas. Si es necesario, deriva el caso a la psicóloga. En los casos más graves (por ejemplo en caso de agresión o robo), el conjunto del equipo se reúne con el niño para analizar la situación con él y encontrar una solución.
- En cuanto a la disciplina, el principio clave de CIMA es que el niño forma parte de un grupo con los otros niños de su pabellón. Cada niño participa activamente de la disciplina del grupo y este, a su vez, tiene una influencia positiva sobre cada uno de sus miembros. El protagonismo dentro del grupo es un elemento muy importante. El niño pertenece a un grupo de 16 compañeros como máximo. La interacción entre ellos es de importancia capital. Se busca romper el esquema que se limita a la interacción de un adulto con un grupo de niños. Cada uno es responsable de la buena marcha del grupo. Asimismo, si un niño tiene problemas de comportamiento, sus compañeros tienen el deber de conversar con él para que cambie de actitud. Si no funciona, avisan al tutor que puede dar un correctivo. El tutor también puede organizar reuniones con el niño y el conjunto de sus compañeros de pabellón para encontrar una solución de manera colectiva.Según la edad, el tiempo de estadía del niño en CIMA y su situación, los correctivos pueden variar: ayuda a granja, ejercicios físicos (correr alrededor de la cancha de deporte) o tareas adicionales (por ejemplo de limpieza). Estos correctivos están considerados como parte de la terapia conductual. El objetivo es cambiar la conducta del niño, no castigarlo.