En 1989, el educador canadiense Jean-Louis LEBEL, a sugerencia de un sacerdote de Los Misioneros de los Santos Apóstoles, inició una investigación orientada a conocer la problemática de los niños y adolescentes que viven en la calle, con el fin de averiguar si podía dar aporte a la problemática. Dicha investigación se inició en el Cuzco, donde se establecieron contactos con hogares e instituciones para conocer propuestas metodológicas, y se continuó en Lima. En este entonces existian muy pocos albergues estatales o privados para atender la población de los niños, niñas y adolescentes en situación de calle.
En el mes de diciembre del 1989, Jean-Louis LEBEL inició el trabajo en las calles y plazas del centro de Lima, siendo la plaza San Martín uno de los puntos clave. Como resultado de esta vivencia, se concluyó en la necesidad inmediata de ofrecer una alternativa a los niños y adolescentes.
La Amistad del Niño
“ Yo iba cada día, mayormente de noche porque en el día los niños estaban dispersos. A partir de las siete de la noche los niños, adolescentes jóvenes y adultos de la calle empezaban a agruparse en la parte sudoeste de la plaza. Hasta las doce o una se dedicaban al robo y al consumo de Terokal o de pasta básica de cocaína. Yo no podía intervenir para impedírselo porque me hubieron “botado” de la plaza. Ellos me respetaban y sabían que yo no compartía sus actividades. Era un tema tabú entre nosotros. Si un niño se atrevía a sacar su bolsita y si un adulto (de la calle) se daba cuenta, le propinaba una sonora cachetada diciéndole: “Respeta al padrecito”.
Desde el inicio fue para mí una regla de no llevarles ropa, alimentos o lo que sea. Otros grupos de apoyo los ayudaban pero yo pensaba que brindarles ayuda allí mismo era dificultar su decisión de dejar la calle. Mi intención era ganarme su confianza y su amistad para luego abrir un centro donde acogerlos. Me parecía evidente que hacía falta sacarlos de allí para poder ayudarles de verdad.”
El inicio de La Casa Hogar
Así surgió la idea de brindar a los niños y adolescentes un hogar donde vivir. Sin un plan formulado, se alquiló una casa en el centro de Lima. Fue el inicio de la casa-hogar abierta. El principio fundamental se basó en el ingreso voluntario del niño o adolescente y la elaboración de una propuesta de rehabilitación en función de sus necesidades.
En el mes de junio de 1990 se albergó al primer niño y se creó legalmente el Centro de Integración de Menores en Abandono – CIMA el 14 de agosto de 1990.
Al inicio, la capacidad de acogida era de 8 niños y adolescentes. Paulatinamente, fue aumentado el personal con psicólogos y asistentas sociales, conforme a la necesidad.
En el mes de setiembre 1991 se trasladaron a todos los niños y adolescentes a un nuevo local donado por el Ingeniero Federico Jahncke, ubicado en Huarangal, distrito de Cieneguilla. Poco a poco el número de residentes fue aumentando, hasta llegar a 60 niños y adolescentes. Asimismo se amplió la oferta de talleres propuestos a los niños y se duplicó el número de tutores.
En 1996, los residentes se trasladaron a otro terreno, también ubicado en Cieneguilla, donde el hogar CIMA continúa funcionando hasta la fecha. Conjuntamente con el crecimiento del hogar se desarrolló un proceso de formalización, a través de la incorporación del personal en planilla en el 2005 y la adopción de varios documentos internos (código del personal, regla- mentos internos, manual de organización y funciones).