Durante su estadía en CIMA, los niños adquieren una estabilidad emocional que les permite desarrollar su confianza en sí mismo y su autoestima. Este proceso de desarrollo personal es de mayor importancia para darles la capacidad de enfrentar los retos de la vida y gestionar situaciones conflictivas de manera positiva.
Por fin, CIMA les prepara para el futuro, brindándoles apoyo para retomar y terminar su escolaridad y también una capacitación técnica que les permite adquirir los conocimientos básicos para desarrollarse en forma autónoma en su vida adulta.
A lo largo de sus 30 años de trabajo, CIMA ha acogido alrededor de 2 700 niños, de los cuales se calcula que el 70% ha salido adelante, logrando con éxito su reinserción familiar y social, y el 30% ha recaído después del egreso, a menudo debido a una salida anticipada en contra de la voluntad del equipo.