INFOCIMA Nº 54 – JUNIO 2025

La sonrisa del mes

Edson Huerta

Mi nombre es Edson y llevo casi tres meses viviendo en CIMA. En este corto tiempo, mi experiencia ha sido muy positiva y enriquecedora. Considero que este lugar es maravilloso, no solo por su ambiente, sino por la variedad de actividades y recursos que pone a disposición de quienes vivimos aquí.
Uno de los talleres que más disfruto es la granja. En ella se crían cerdos, pollos, gallinas, patos, cuyes, conejos y corderos. Este entorno tan vivo y dinámico crea una conexión especial con la naturaleza y nos enseña el valor del cuidado y la responsabilidad.
Además, CIMA ofrece una amplia variedad de talleres donde podemos desarrollar nuestras habilidades y descubrir nuevos talentos. Entre ellos están los talleres de pintura en tela, música, iniciación técnica y deportes. Personalmente, disfruto mucho participar en las clases de pintura en tela, practicar deportes, tocar música y cuidar de los cerdos en la granja. Estas actividades no solo me mantienen activo, sino que también me ayudan a conocerme mejor y a explorar mis intereses.
Una de las cosas que más valoro en el hogar es que nunca falta un plato de comida en la mesa. Esa seguridad es algo que agradezco profundamente. Y no solo se trata de la constancia, sino también de la calidad: muchas veces se preparan comidas realmente deliciosas, lo cual es algo que aprecio mucho.
Mi paso por CIMA está siendo una etapa de verdadero crecimiento personal. Cada día encuentro nuevas oportunidades para aprender, disfrutar y compartir. Estoy muy agradecido por el apoyo, el cariño y todos los recursos que me brindan en CIMA.
Gracias CIMA, por ser un lugar donde uno puede sentirse seguro, valorado y motivado a seguir adelante.

Testimonio de Kedin Anculle – ExCIMA

Hola, soy Kedin y tengo 28 años.
Mi paso por CIMA fue una de las experiencias más hermosas de mi vida. Recuerdo mi primer día como si fuera ayer. Desde el primer momento, sentí que CIMA era un lugar acogedor. Los tutores eran personas increíbles que siempre nos ayudaban a reflexionar sobre nuestras vidas, a no rendirnos y a seguir adelante. Me enseñaron el valor de la responsabilidad, tanto en el hogar como conmigo mismo.
En el Taller de Granja, aprendí algo muy valioso: así como una planta necesita cuidados para crecer, también yo debía aprender a cuidarme. Sembrar plantas y cuidar animales como conejos, cuyes, pollos, chanchos y ovejas fue una experiencia enriquecedora. Recuerdo con alegría los momentos en los que pastaba con las ovejas, era una verdadera felicidad para mí.
En el taller de carpintería, aprendí a manejar la cortadora de madera y a fabricar tablas de picar, sillas y muchas otras cosas útiles. Agradezco mucho a los profesores que me guiaron y compartieron conmigo sus conocimientos.
En el taller de confecciones y manualidades, aprendí a coser mi propia ropa y a hacer trabajos artesanales. La profesora me enseñó con mucha paciencia y dedicación, y descubrí un mundo maravilloso en la confección.
En el taller de computación, aprendí a escribir correctamente en una computadora, incluso llegué a redactar todo un libro. También aprendí a dibujar usando programas informáticos, todo gracias a la enseñanza del profesor Hernan.
En el taller de iniciación técnica, el profesor me enseñó a soldar y a manejar correctamente las herramientas, siempre teniendo en cuenta los riesgos y las medidas de seguridad. Aprendí a cortar fierros y realizar diversos trabajos, lo que me dio mucha confianza.
El taller de música fue mi favorito. Aprendí a tocar la guitarra, la zampoña, la quena y también a cantar. El canto me apasiona, y fue en CIMA donde descubrí ese talento. Gracias a esta pasión y a mi comportamiento, tuve la oportunidad de formar parte del coro polifónico y participar en misiones y actividades de la iglesia. Incluso, gracias a esta experiencia, viajé a Canadá, un país hermoso que jamás imaginé conocer.
Mi vida en CIMA fue realmente transformadora. Estoy profundamente agradecido con el padre Jean-Louis, quien nos acogió con amor en su humilde hogar. Nos enseñaba con sabiduría y cada mañana nos reuníamos en la sala de oración para cantar alabanzas al Señor Jesucristo.
Hoy en día, gracias a CIMA, soy una persona formada, responsable y con valores. Vivo con mi familia —mi mamá y mis dos hermanas— y trabajo en una pequeña empresa del rubro de la industria electrónica, donde sigo creciendo profesionalmente.
Gracias CIMA, por haber sido mi segundo hogar, por darme hermanos de vida y un padre que nos quiso a todos por igual. Llevo esta experiencia en el corazón, y siempre estaré agradecido.
Bendiciones, CIMA. Un verdadero hogar para muchos más.

Testimonio de Marcela Vicente – Educadora

Mi nombre es Marcela y tengo el privilegio de ser tutora del grupo C3 en CIMA, donde he estado sirviendo durante aproximadamente dos meses. Este corto pero intenso tiempo compartido con los jóvenes ha sido una experiencia profundamente emotiva y transformadora, llena de momentos que muchas veces resultan difíciles de poner en palabras.
Los adolescentes con quienes trabajo provienen de contextos difíciles: muchos han vivido experiencias duras en las calles o dentro de sus propios hogares. Estas vivencias han dejado huellas, pero también han forjado en ellos una fuerza interior admirable. Detrás de cada historia hay virtudes que merecen ser reconocidas: resiliencia, solidaridad, creatividad y, sobre todo, una genuina voluntad de superarse.
Es natural que, en plena adolescencia, los jóvenes atraviesen momentos de quiebre emocional. Sin embargo, están aprendiendo a reconocer y gestionar sus sentimientos con una valentía que me conmueve profundamente.
CIMA brinda a los chicos no solo un espacio seguro, sino también múltiples oportunidades para crecer. A través de los diversos talleres —que van desde el arte hasta la iniciación técnica— los jóvenes no solo encuentran distracción o consuelo, sino también herramientas valiosas para su desarrollo personal y futuro profesional. Estos espacios les permiten descubrir talentos ocultos, fortalecer su autoestima y proyectarse hacia un futuro más esperanzador.
Quiero destacar especialmente la labor de mis colegas tutores. El amor, la dedicación y el compromiso con los que acompañan a estos jóvenes son realmente inspiradores. Juntos formamos una red de apoyo que busca ofrecerles lo que muchos nunca tuvieron: contención, guía y un ambiente basado en el respeto, la confianza y el crecimiento mutuo.
Trabajar en CIMA es mucho más que una labor educativa; es una experiencia de vida, donde cada día se siembra esperanza.

35 Años de Vida, Esperanza y Transformación – ¡Feliz Aniversario, CIMA!

Este año, CIMA celebra con alegría y gratitud su 35° aniversario. Son más de tres décadas caminando junto a más de 2,500 niños y adolescentes, acompañándolos en procesos de recuperación, crecimiento personal y construcción de nuevos sueños.
Fundado en 1990 por Jean-Louis Lebel, CIMA nació como una respuesta concreta y solidaria frente a la realidad de niños que vivían en situación de calle. Desde entonces, con profundo compromiso humano y espiritual, hemos trabajado incansablemente para brindar un hogar, educación, contención y una nueva oportunidad de vida a quienes más lo necesitan.
A lo largo de estos 35 años, hemos sido testigos de innumerables historias de transformación. Muchos de los jóvenes que llegaron con heridas profundas hoy son adultos responsables, trabajadores, padres de familia, estudiantes, músicos, emprendedores, técnicos o profesionales. Cada uno lleva en su historia una huella imborrable de CIMA.
Nuestro trabajo no sería posible sin el esfuerzo conjunto de un equipo comprometido: tutores, profesores, voluntarios, administrativos y colaboradores que día a día dan lo mejor de sí con amor, paciencia y dedicación. Tampoco sería posible sin el apoyo de instituciones amigas y personas solidarias que creen en nuestra misión.
El corazón de CIMA sigue latiendo fuerte gracias a esa fe profunda en el potencial de cada joven. Seguimos soñando con un mundo donde ningún niño tenga que crecer sin protección, donde cada adolescente pueda encontrar un camino de dignidad y esperanza.
Gracias a todos los que han formado parte de esta historia.
¡Feliz 35° aniversario, CIMA!
Seguimos caminando, con amor y compromiso, por muchos años más.

Cumpleaños del mes

Menores:
Jhonatan De la Cruz
Angelo De La Cruz
Edwar Santiago

Colaboradores:
Dante Tinco
Anne Crabbe

¡Feliz cumpleaños!

Bienvenido a la Familia CIMA:

Presentamos a Leonardo Bravo, un niño que ha llegado a CIMA en el transcurso de este mes.

Noticias:

Un grupo de estudiantes del Instituto SISE visitó CIMA para dirigir una jornada de actividades recreativas con nuestros jóvenes. Juegos, dinámicas y mucha alegría marcaron este valioso encuentro. Ofrecieron dulces y gaseosas a todos y además trajeron donaciones. Gracias por compartir con tanto entusiasmo.

Durante el mes, tuvimos momentos especiales de celebración y generosidad. Recibimos importantes donaciones que fortalecen nuestro trabajo diario. Agradecemos de corazón a todos los que hacen posible estos gestos.

La Asociación Runayay ofreció una enriquecedora sesión del programa PREJOP (Preparación para la Vida y el Trabajo) para nuestros adolescentes. Fue un espacio de diálogo y reflexión sobre el futuro, el trabajo y la toma de decisiones responsables. Gracias por sembrar herramientas para la vida.

Con mucho cariño celebramos el Día del Padre rindiendo homenaje a todos los papás de CIMA; figuras paternas que acompañan con amor y compromiso a nuestros jóvenes. Gracias por ser ejemplo y guía.

El domingo 15 de junio se registró un sismo de magnitud 6.1 en Lima. Afortunadamente, en CIMA, todos nos encontramos bien y sin daños que lamentar. Reforzamos las medidas de seguridad y agradecemos la calma y responsabilidad de todos los presentes.

El domingo 22 de junio tuvimos una gran fiesta por el 35 aniversario de CIMA. Recibimos a varios invitados y a muchos exCIMA. Muchos artistas nos ofrecieron un espectáculo con música y danza. Con gran gratitud, hemos celebrado más de tres décadas de amor, dedicación y transformación de vida. Gracias a todos los que participaron en este día tan especial.