Voluntariado de Camille
¿Puedes presentarte?
Me llamo Camille, tengo 21 años y soy francesa. Estuve de voluntaria durante 6 meses en esta casa hogar “CIMA”, desde principios de enero hasta finales de junio de 2016.
¿Por qué has hecho ese voluntariado?
Quería hacer una pausa en mis estudios para poder pensar qué carrera quiero seguir. Desde hacía tiempo, tenía ganas de hacer un voluntariado en otro país. Fue para mí el mejor momento para hacerlo. Hablando de mi proyecto, me aconsejaron la asociación CIMA cuyo concepto inmediatamente me gustó.
¿Cuales fueron tus primeras impresiones?
Desde los primeros días, me quedé hechizada. Los chicos estaban muy acogedores a pesar de que no podía hablar español. Pero aprendí rápidamente porque estaba en inmersión total. El personal también fue muy comprensivo en ese nivel, mejoró mucho mi integración.
¿Tenías un proyecto en particular antes de venir?
No tenía un proyecto en particular. Por eso he ayudado donde había necesidades de la asociación y he hecho muy variadas misiones.
¿Cuáles fueron tus principales misiones allí?
Me adapté base a la necesidad: apoyar en los talleres, ayudar a los chicos con sus tareas, enseñar idiomas extranjeros, renovar el taller de hidroponía, organizar actividades, llevar a los chicos a la escuela y al médico….
¿Qué te gustó más en CIMA?
Los niños son muy cautivadores. Es genial poder darles una segunda oportunidad. Vivir con ellos es una lección de vida. A pesar de todos sus problemas, siguen viviendo y sonriendo.
¿Qué te ha enseñado tu voluntariado?
Vivir 6 meses en Perú, especialmente en CIMA, cambió mi visión del mundo y de mi propio país. El choque cultural que sentí fue un enriquecimiento porque me permitió enfrentarme a otras formas de hacer, de trabajar, de pensar. Me ayudó a distanciarme de los modelos que conocía y aprender a conocerme mejor. Esto me aclaró también en mis orientaciones profesionales.